Cristina Silvente 09/12/2011
Algunas mujeres se quejan de la falta de memoria y concentración al tener a su bebé y tiempo después del parto. Parece como si nos hubiésemos vuelto tontas al ser madres. Pero nada más lejos de la realidad.
Katherine Ellison, una periodista americana premiada con el Pulitzer, se preguntó hace ya algunos años si la maternidad nos hacía menos inteligentes, y el resultado de su investigación lo publicó en su estupendo libro El cerebro de mamá. Cómo la maternidad nos hace más inteligentes, en un inicio tituladoInteligencia Maternal. “Parece ser que el estigma de torpeza mental asociado a la maternidad es injusto y falso”, afirma la autora. De su libro trata el presente artículo.
Cerebro encogido
Algunos estudios demuestran que el cerebro de la madre se encoge literalmente durante el embarazo. Pero parece ser que este “encogimiento” ayuda a la reestructuración del mismo, pues aumentan considerablemente las conexiones neuronales en áreas como el hipocampo (centro dedicado a la memoria emocional). Todas aquellas estructuras que se dedicarán al comportamiento maternal, básicamente situadas en el sistema límbico (lo que algunos llaman cerebro medio), realizarán un cambio gigantesco: allá donde habían carreteras, ¡se construirán verdaderas autopistas! El cerebro de la madre se prepara para asumir la responsabilidad de garantizar la supervivencia del nuevo ser.
Hace poco, un grupo de investigadores asiáticos descubrió que las células del bebé en formación pasan al cerebro de la madre y lo regeneran. Este sorprendente descubrimiento abre un abanico de preguntas y posibilidades. En nuestro entorno, en la Universidad de Navarra, se publicaron hallazgos parecidos que daban a conocer una base biológica al vínculo materno-filial. Seguramente se necesitará más investigación para profundizar sobre estos mecanismos. Pero, de momento, si el cerebro se regenera de alguna forma, la madre no será menos inteligente.
Agudeza de sentidos
Los sentidos se agudizan con el fin de poder estar más atenta a los hijos e hijas. Por ejemplo, el sentido del olfato se hace más fino durante el embarazo y el parto, y en este momento se activan las estructuras cerebrales dedicadas al mismo. Esto parece ser debido a la hormona prolactina. Ocurre igual con la audición: las madres suelen reconocer el llanto de su bebé entre diferentes llantos. La capacidad visual también aumenta, a fin de preservar a su niño de los potenciales peligros. Aunque el sentido más importante es el del tacto. Las partes del córtex cerebral dedicadas al tacto se hallan cambiadas en la maternidad. Por ejemplo, en estudios con animales, la zona del cerebro dedicada al pecho doblaba su tamaño durante el tiempo de amamantamiento. Cuando una madre toca a un bebé y éste le toca a ella, recibe información muy sutil, pero muy poderosa, sobre cómo es su bebé, sobre qué siente y sobre cómo es su relación con él. Esto tiene un efecto a nivel cerebral.
Multitarea, mayor eficiencia
Las madres, al dar a luz, tienen que hacer frente a multitud de tareas nuevas y a la vez. Para asegurar la supervivencia del bebé, la progenitora tiene que priorizar, lo que conlleva a mayor eficiencia. Es habitual estar cocinando y hablando por teléfono, aprovechar mientras duerme el bebé para poner una lavadora, hacer las camas, la cocina y barrer. ¡Se aprovecha el tiempo al segundo! Todo esto, en una sociedad donde se exige mucho a las nuevas madres. Tener un hijo o hija pone a prueba la imaginación de los adultos: sacar recursos del fondo de la chistera, y de forma inmediata, porque no se puede dejar para otro momento más oportuno.
Las exigencias del día a día en la sociedad que estamos hace más ardua la tarea de ser padres en general. Así que las madres tienen que poner más a prueba su inteligencia.
Resistencia: reducir el estrés
A pesar de ello, hay buenas noticias. Las hormonas de la oxitocina y la prolactina, que se suelen segregar durante la crianza, especialmente durante la lactancia, ayudan a reducir el estrés. Así nos lo muestran las investigaciones en las que participa la investigadora sueca Kerstin Uvnas-Moberg. Durante el parto y la lactancia se activa un sistema antiestrés, la mujer está más protegida. Las neuronas que se encargan de la producción de oxitocina se reestructuran literalmente durante el parto y la lactancia. Según la autora, estos cambios pueden ser permanentes y facilitar el camino de cara a un próximo hijo o hija.
Motivación: la fuerza del amor
También gracias a la hormona prolactina, que funciona a nivel cerebral como neurotransmisor, las madres son más valientes. En las madres lactantes, por ejemplo, su nivel en sangre es hasta 8 veces superior al habitual. Como si la maternidad fuera un poderoso programa de afirmación personal. Las madres están dispuestas a pelear siempre a favor de sus hijos. Esta capacidad de lucha puede reflejarse en la existencia de asociaciones de madres en contra de muchas injusticias sociales. Las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, son un ejemplo.
Inteligencia emocional
Si definimos “inteligencia emocional” como “la habilidad de observar los sentimientos y emociones propios y ajenos, distinguir entre ellos y usar esa información para orientar nuestros pensamientos y nuestros actos”, parece ser que ser madre la pone a prueba cada día. Tanto practicar y practicar, al final se aprende. Parece que el ser madre ayuda a la comprensión emocional de los otros.
Así es que, según la evidencia, el cerebro de la mujer se halla en uno de sus momentos más plásticos (es decir, momentos de más crecimiento neuronal y mayores conexiones entre neuronas), durante la maternidad. Nada más lejos de volverse tonta.
Seguramente, la mente de una madre no está para memorizar o acordarse de ciertos detalles que son superfluos en comparación con cuidar de su bebé, su cerebro está muy ocupado. Tiene un objetivo de mayor trascendencia: criar a un ser humano.
Super interesante!! Muchas gracias!
Hola Cristina, nos ha gustado mucho tu artículo y queremos compartirlo con nuestros seguidores en Facebook.
Un saludo
Sin problemas, todo lo contrario, encantada de que os guste y lo compartáis.
Más inteligentes no se, pero más resolutivas y luchadoras, desde luego.
K tal!!! Muy interesante… ya no me sentire mal d k se m olviden las cosas
Cristina, genial el artículo!!! Gracias por compartirlo. Ya es momento que las mujeres de las sociedades industrializadas recuperéis vuestro poder personal, y tengáis claro que la naturaleza es sabia, y ser madres es de lo más esencial que hay para todos (como especie) y mucho más sencillo, agradable, bonito, natural, y tantas otras cosas, de lo que nos hemos convencido (como sociedad) que tenía que ser. Un abrazo
Gracias, Oscar. En eso estamos!
definitivamente yo creía que me había vuelto tonta, pero en realidad mi cerebro estaba priorizando… excelente articulo
Gracias Yohanna
Genial! Lo puedo compartir?
Por supuesto, Marcia!
Hola, muchas gracias!! te escribo desde Berlín. Dirijo una asociación de madres hispano hablantes orientada al desarrollo del bilingüismo y la participación activa – social, laboral, pol… – de las familias en diálogo con la sociedad alemana. Me gustaría mucho tomar contacto contigo y explrar la posibilidad de algunas acciones conjuntas. Te dejo el URL de MaMis en Movimiento e.V. http://www.mamisenmovimiento.de Saludos, Marita y RL.
Marita, os he escrito un mail a la dirección de contacto de vuestra web.
Excelente trabajo! Gracias!! hay que desmitificar la maternidad y todos los bulos y tonterías que se dicen.
[…] Si te sientes torpe y olvidadiza desde que eres mamá, vives en ese “largo puerperio” en que parece que te has atontado, lee este artículo de Cristina Silvente: La maternidad cambia el cerebro de las madres y las hace más inteligentes. […]
gracias gracias mil gracias!!! hasta leer este artículo sentí que después de tener a mi hija había perdido varias neuronas!
Una rticulo muy interesante. El unico problema es que puede reatificar una sociedad donde con la excusa de ‘la biologia’ las madres cuidan a los ninos y los padres no toman parte dividiendo familias en vez de unirlor en la experiencia de compartir al 50 % a sus hijos
Maribel, la realidad es que según las estadísticas, las mujeres son las que mayoritariamente se encargan de los hijos. Que haya una justificación biológica que explique los cambios en el cerebro de la madre, no quita que las parejas hagan su parte. Simplemente explica ciertos sentimientos de aquella, o ciertas reacciones. Viendo que la madre es la que gesta, viendo que la madre está preparada para lactar, en esos puntos es imposible compartir. Pero en todo lo demás, no. Y funciones hay muchas. No he visto estudios que hablen de cómo les cambia el cerebro a los padres, pero quizá ciertos hallazgos expliquen por qué son las madres las que se despiertan por la noche cuando sus bebés pestañean y ellos no, y dejemos de pedirles algo que sus cerebros no están preparados para hacer, y sin embargo puedan hacer otras funciones para las que sí («cachorrear», por poner un ejemplo). Sí que se ha comprobado que aquellos padres presentes en el parto de forma activa y que cogieron a sus bebés piel con piel, tenían mayores niveles sino recuerdo mal, de oxitocina o prolactina, y cuando eran más mayores sus hijos, tenían sentimientos de más vinculación con ellos, en comparación con padres que simplemente habían estado presentes en el parto. Quizá dependa de cómo se han vinculado o se les ha vinculado a su paternidad desde el principio, no? Hace falta todavía mucha investigación.