Ir al Psicólogo (o a la Psicóloga, que somos más) produce a veces cierto reparo. Para los profesionales de la Salud Mental es difícil a veces explicar qué hacemos, tan acostumbrados a hablar y tratar con las emociones. Por otro lado, la diversidad de escuelas y de maestros y maestrillos confunden; también nuestra cultura de comérnoslos todo solitos no nos permite a veces pedir ayuda, ni tampoco la creencia de que en esta vida se tiene que sufrir por todo o que es normal sufrir. También es lógica la normal autoprotección de nuestra intimidad y nuestra historia.
Muchas mujeres, y también hombres, aunque son siempre mayoría las mujeres, ante la maternidad y paternidad ven despertar muchas emociones y sensaciones, alguna nuevas, otras antiguas que creían ya dormidas o eliminadas, bien porque se la plantean por primera vez, bien por miedos que aparecen en el embarazo, porque han tenido una o más pérdidas, porque la llegada de su bebé no fue como esperaba, porque se ven desbordadas con la crianza, y un largo etcétera. Y éste puede ser un buen momento para acudir a la Psicóloga/o.
Muchas se pueden preguntar: pero, ¿para qué me va a servir hacer psicoterapia?
Pues sirve, lo primero y principal, para sentirse mejor. Para bajar la presión del pecho, o no tener taquicardias, para dormir o descansar mejor, para sentirse más alegre y no triste y derrotada, para no paralizarse ante las cosas que nos dan miedo, para poder decidir, para que no vengan a la mente constantemente las mismas imágenes, para no desbordarse ante las mismas cosas, para hacer frente a las adversidades, para sentirse más satisfecha con una misma, con su situación y con su entorno. Pero sobre todo, sobre todo, para tener más fuerza interna, más seguridad.
Conseguir equilibrio interno, seguridad, fuerza es lo mejor que podemos regalar a nuestros hijos e hijas. Es la mejor base para su salud, no sólo la mental, como demuestran los estudios (para ver algunos, os invito a visitar la web de la Psicóloga, investigadora e IBCLC Kathleen Kendall-Tackett). Es una buena manera de afrontar los retos de la maternidad y paternidad.
Y ¿cómo se consigue todo eso?, os preguntaréis. Los Psicólogos y/o psicoterapeutas utilizamos diversos recursos para aliviar el malestar y recuperar la fortaleza. Algunos son más lentos, otros más potentes. Como todo, puede ser positivo informarse antes y valorar pros y contras. Se trata de encontrar un espacio seguro, que ofrezca confianza, donde nos sintamos respetados y valorados. La finalidad sería ir al ritmo de cada persona, recibir guía para poder decidir el camino y recuperar todos los recursos que todos tenemos, que a menudo han sido machacados por las circunstancias o por las personas.
Muchas personas tienen miedo o les da pereza remover el pasado o aspectos que hacen daño. Aunque se lleguen a tocar aspectos que no gustan o surjan emociones, el espacio terapéutico debería ser de seguridad y de potenciación de la fortaleza, no de debilitamiento o mayor sufrimiento. A veces psicoterapeuta y cliente o paciente pueden ir a ritmos diferentes. Si todo ello ocurriese, sería una pista para reorientar el proceso.
Con algunas herramientas o en algunos procesos, pueden haber cambios bruscos o muy grandes de repente, a veces el entorno de la persona no ha cambiado y puede reaccionar ante los cambios, y cuando acaba, muchas personas han afirmado que no sólo se sienten mejor, sino que se conocen mejor y redescubren cualidades que habían olvidado o desconocían. Algunas incluso están más guapas físicamente!
¿Cómo encontrar un buen psicoterapeuta? A veces es difícil, pero hoy en día se encuentra mucha información en la red. O bien porque tiene blog o web, o porque ha publicado escritos o participado en diferentes actividades. Podéis comprobar su formación y experiencia, su afiliación a entidades profesionales, su opinión (en artículos si escribe). Algunos profesionales ofrecen cursos o charlas, puede ser buena idea escucharles o hablar con ellos en persona. Si tenéis referencias, comprobar los cambios que ha habido en la persona que os lo recomienda o el por qué os lo recomienda. También, observar su coherencia, que sea una persona que también se cuide y reciba supervisión.
Y recordad que todos y todas nos merecemos estar bien.
Muy interesante. Yo estoy en ese proceso y realmente es reconfortante encontrarte de nuevo a ti misma, pero mejorada. Saludos.
Me alegro, Sabina!!!
Yo también estoy en ese proceso, aunque todavía me queda mucho camino por recorrer. Me alegro de que te hayas encontrado a ti misma y que te sientas mejorada. Mucha fuerza!!! Saludos.