Los niños y niñas de madres deprimidas que tienen patrones estables de lactancia materna muestran una menor desregulación afectiva y fisiológica resultante de la exposición a la depresión materna. Esto es lo que han demostrado Nancy Aaron Jones, Barbara A. McFall y Miguel A. Diego, de la Universidad Florida Atlantic de EEUU.
Los autores estudiaron las diadas de madres-bebés de madres deprimidas que amamantaban, madres deprimidas que alimentaban con biberón, y madres no deprimidas que amamantaban y que no, así como los patrones de actividad eléctrica cerebral de los bebés de los 4 grupos.
Los hallazgos de los estudios hechos hasta ese momento han encontrado de forma consistente que los hijos/as de madres deprimidas muestran mayor asimetría frontal-derecha en un registro de actividad eléctrica cerebral, así como un tono vagal bajo, patrones disregulares bioquímicos, mayor conducta desorganizada y alteraciones en los patrones de sueño.
En este estudio observaron que los niños y niñas de madres deprimidas que eran amamantados tenían patrones EEG similares a los de las madres no deprimidas, a diferencia de los niños y niñas de madres deprimidas que eran alimentados con biberón que mostraban una asimetría frontal-derecha.
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